El pasado Abril,
en este blog y en el blog de @SageSpain, publiqué la primera entrada ‘Preguntar para
entender’, donde instaba a la buena práctica de preguntar (las llaves) para abrir
la mente de nuestros clientes (las puertas). Hoy (lamento el retraso, he estado inmerso en muchos otros proyectos estos últimos meses) quiero compartir la segunda parte, ya que si he
hecho bien mi trabajo ‘preguntando’, deberé seguir siendo un buen profesional
‘escuchando’ las respuestas a mis preguntas.
Escuchar es el primer paso para
vender (bien)
Pues si hemos
escuchado, podremos exponer nuestras propias ideas en relación a las ideas de nuestro interlocutor, de
forma en que podamos ‘conectarlas’ y esta persona adopte la idea como propia y tome la
decisión que esperamos. Este es parte del proceso de persuasión, recordando que ‘podemos convencer a los demás con nuestras
razones, pero solo se les persuade con las suyas’ (Joseph Joubert).
Se da el caso
de que para muchos vendedores, escuchar al cliente antes de exponer sus
argumentos de venta es una incomodidad: ‘tengo tanto que decir y el cliente
solo hace que quejarse de sus problemas!’. Algunos vendedores me han dicho muy
convencidos, que si tienen un buen producto y un buen precio, no necesitan
‘empatizar tanto’ con su clientes, no tienen porque implicarse en sus
problemas, vamos que no tienen siquiera que practicar ningún tipo de ‘escucha
activa’.
Pero para
vender (bien) y como dice Stephen Covey en su maravilloso y útil libro ‘Los 7
hábitos de la gente altamente efectiva’, nos hemos de asegurar primero de
comprender para después conseguir ser comprendidos (el 5º hábito).
La escucha activa
La escucha activa
consiste en forzarse en escuchar, escuchar y escuchar (tres veces: con el oído,
con los ojos y con ‘el corazón’). Esta escucha será activa cuando manifieste
implicación e interés hacia el interlocutor y también será objetiva porque se
debe practicar desde el punto de vista del otro.
La escucha activa
pretende:
•
Reducir la
distancia que nos separa de nuestro interlocutor
•
Centrar
permanentemente el tema, reconduciéndolo hacia los objetivos marcados entre
ambos
•
Ayudar al
interlocutor a que se haga preguntas a partir de sus propias palabras y
actitudes
Y se sabe que un vendedor
practica la escucha activa cuando
•
Sabe escuchar
sin interrumpir
•
Escucha
prestando 100% de atención
•
Comprende
escuchando más allá de las palabras
•
E incentiva a
su cliente a profundizar
Si quieres realizar un
test de autoevaluación de escucha activa, lo
puedes descargar de forma gratuita en este enlace.
Riesgos de la escucha activa
Es cierto que escuchar
de forma empática (conectando con las emociones del cliente) tiene algún
riesgo, el primero aceptar las objeciones del cliente, las razones de su
negativa, en este caso ‘estar bajo la influencia del cliente’. Y también toda
una serie de prejuicios y obstáculos personales o bloqueos en la escucha, que
hace que desconectemos de lo que el cliente nos está diciendo. Otro riesgo es
‘inferir’, es decir, llenar el hueco de las ambigüedades que puede generar una
conversación con un cliente, con aquello que se ajusta más y mejor a mis
intereses (siempre es mejor preguntar de nuevo que presuponer)
Pero de cualquier forma y
en contra de lo que piensan muchos, la venta es un oficio de escucha, antes que
una práctica del habla. Por muchos riesgos que tenga escuchar, más los tiene
hablar sin haber escuchado antes.
Atención plena
Foco, mindfulness, abstracción, llamémoslo
como queramos, pero cuando estamos con un cliente, lo importante es él, lo
demás a nuestro alrededor no importa, estamos aquí y ahora con él, atentamente,
escuchándole y percibiendo todas sus emociones mientras nos habla. Dedicarnos a
la persona que tenemos delante (sirve para un cliente, sirve para las
relaciones de nuestra vida entera) y solo a ella, que sienta que le escuchamos
sinceramente.
La plena atención en
el otro manifiesta un interés y un respeto que, en el caso del cliente, nos
aportará una buena sintonía y nos permitirá ofrecerle la solución perfecta a
sus necesidades. Es obvio, sí, pero ¿practicamos esta atención plena? Yo veo
vendedores que atienden el móvil mientras están con un cliente o que desvían su
atención a su alrededor cuando el cliente divaga un poco. ¿Lo haces tú?
Es cuestión de actitud y empatía
Para favorecer la
comunicación, la escucha, la venta… no importan tanto las técnicas o
habilidades que tengamos sino nuestra actitud. Esta actitud es percibida de
manera consciente pero también inconsciente por la persona a la que nos
dirigimos.
Una actitud honesta, una
preocupación por el otro, una constante orientación a la solución más ventajosa
para el cliente, una disponibilidad y dedicación hacia éste, todo ello parte de
una buena escucha previa.
Un interés sincero por el
otro, una honesta empatía, definiendo los límites de ésta, no llegando a sentir
lo que siente el otro, pero comprender el significado de sus sentimientos y sin
perder nuestros puntos de referencia (nuestra empresa, nuestro negocio, nuestra
utilidad…)
Si yo supiera tanto…no sería vendedor
Es posible que pensemos
que si tuviésemos tantas cualidades innatas y facultades intelectuales tan
especiales para escuchar a los otros (agilidad mental, empatía, destreza en la
comprensión, conocimiento de los límites de actuación, …) tal vez nos
dedicaríamos a algo que requiriese menor esfuerzo que la venta y que no hay
muchos vendedores que dominen este ‘arte de escuchar’, pero podemos estar
seguros de que con un entrenamiento regular, conseguiremos alcanzar una buena
práctica y unos buenos resultados.
Busca tu método para
practicar la escucha y practícalo con las personas de tu alrededor, pregúntales
si te consideran alguien que escucha (a la mayoría de los vendedores les pueden
decir que hablan demasiado, pero nunca oiremos de ellos que ‘escuchan
demasiado’) y en base al feedback que obtengas (o el test que te facilito en
esta entrada) obra en consecuencia, esfuérzate más, concéntrate mejor, vuelve a
preguntar…
Podrás conseguir más
ventas y mejores resultados cuando domines esta práctica, que no es tan
altruista como puede parecer, pues la práctica de ‘escuchar para vender’ sirve
tanto, al cliente como al vendedor, generando situaciones ‘ganar-ganar’ para
ambos.
Por
favor comparte el artículo si te ha gustado y/o hazte seguidor/a de esta
página, recibirás periódicamente artículos y recursos de interés para el
desarrollo de tus competencias personales y de tu negocio. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario